Desde su fundación, Keybot ha transformado la vida de sus integrantes y de cientos de niños con su enfoque en acción social, impactando a más de 2 mil personas
Por Israel Sánchez | Campus Hidalgo - 06/02/2025 Fotos Bennet Avila

“Cuando era niña, creí que la robótica definiría mi futuro. Pensé que mi camino era la ingeniería, pero cuando llevé la robótica a otros, entendí que mi verdadera vocación era ayudar a las personas”, comparte Alanis García, líder de Acción Social de Keybot.

Keybot, el equipo representativo de robótica de PrepaTec campus Hidalgo, participa en la competencia internacional FIRST Robotics Competition (FRC). Además de desarrollar robots, sus integrantes han creado programas para acercar la ciencia a comunidades de Hidalgo.

Desde 2021 han llevado talleres de robótica a niños y jóvenes en el IMSS, la Fundación La Fuente del Renacer y colegios locales. “Sabemos que la robótica no siempre es accesible. Lo que buscamos es que, aunque sea con un solo robot, puedan conocer cómo funciona y qué pueden lograr con él”, comenta Alanis.

Con proyectos como Ingenieros Jr. y TechFest han alcanzado a más de 2 mil personas en los últimos tres años. “No todos se quedan en robótica, pero sí pueden encontrar un área que les guste y desarrollar habilidades”, explica Emmanuel Magos, presidente del equipo.

“Cuando entramos a Keybot, heredamos el esfuerzo de quienes estuvieron antes. Lo que hacemos hoy es para que en el futuro más estudiantes puedan descubrir su pasión, como nosotros lo hicimos”, afirma Emmanuel.


 

"El verdadero legado de Keybot no está en los robots que construimos, sino en las personas que inspiramos".


 

Un equipo que nació del esfuerzo

En 2015, un grupo de estudiantes de PrepaTec campus Hidalgo fundó un equipo de robótica con el objetivo de competir en FIRST Robotics Competition (FRC). Sin un laboratorio ni financiamiento fijo, comenzaron en un aula con herramientas prestadas y materiales reciclados.

Los primeros integrantes enfrentaron múltiples retos. Sin patrocinadores y con acceso limitado a materiales, cada temporada representaba un desafío. En 2020, la pandemia detuvo las actividades presenciales y puso en riesgo la continuidad del equipo.

“Sabemos por quienes estuvieron antes que hubo momentos difíciles. No era solo el reto de competir, sino de mantener vivo el equipo, encontrar recursos y motivar a más personas a sumarse”, cuenta Emmanuel Magos.

A pesar de la incertidumbre, Keybot logró mantenerse activo. Durante ese tiempo, los integrantes se enfocaron en el desarrollo de habilidades técnicas. Se realizaron capacitaciones en línea, se establecieron estrategias para mejorar la organización interna y se buscó asegurar la continuidad del equipo.

Durante este tiempo, Keybot buscaba mantener un compromiso con su comunidad. En 2022, Lupita Mota, entonces líder del área de Acción Social del equipo, fortaleció los esfuerzos del equipo al estructurar una iniciativa que acercara la robótica a más personas.


 

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En 2023, el equipo consolidó su propio laboratorio. Con más integrantes y un nuevo espacio fijo, Keybot buscó ampliar su impacto más allá de la competencia. “No se trata solo de construir un robot, sino de construir oportunidades”, explica Alanis García.

“Si teníamos la oportunidad de aprender, también podíamos enseñarlo”, expresaba Lupita en su momento. Su liderazgo permitió consolidar programas de divulgación que han alcanzado a más de 2000 personas, desde estudiantes de primaria hasta comunidades vulnerables.

Bajo esta visión, Keybot adoptó la filosofía “Más que robots”, enfocándose en tres pilares: comunidad, inclusión y aprendizaje
 

 

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La acción social como motor del cambio

El acceso y enseñanza de la robótica sigue siendo limitado en comunidades de Hidalgo. En respuesta, Keybot ha impulsado iniciativas para acercar la tecnología a más jóvenes. “Queremos que quienes nunca han tenido acceso a la robótica puedan descubrirla y aprender con ella”, explica Alanis García.

Uno de sus proyectos clave es Ingenieros Jr., un programa de formación con niveles progresivos en programación, mecánica y electrónica. Desde su inicio, ha formado a más de 600 jóvenes, con un crecimiento del 20% en cada edición.

Además, el equipo organiza eventos como TechFest y Zona Tec, espacios donde niños y jóvenes pueden participar en competencias y exposiciones de ciencia. En su última edición, TechFest reunió a 72 participantes de distintas comunidades de Hidalgo.

A través de colaboraciones con la Fundación La Fuente del Renacer y el IMSS, han impartido talleres de robótica y han acompañado a niños en su primer acercamiento con la tecnología. “Muchos llegan sin tener idea de qué es un robot, pero al final no solo lo entienden, sino que han construido uno ellos mismos”, comparte Emmanuel.

Con más de 2 mil personas alcanzadas en los últimos tres años, Keybot continúa expandiendo sus iniciativas para acercar la robótica a más comunidades. “No todos seguirán en robótica, pero aquí descubren habilidades que los ayudan a crecer y a enfrentar nuevos retos”, agrega Emmanuel.


 

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Un legado que sigue creciendo

Hoy, la meta del equipo no solo es construir robots, sino consolidar una comunidad de aprendizaje y crecimiento. “Cada generación deja algo para quienes vienen. Queremos que Keybot siga abriendo puertas para más estudiantes”, afirma Emmanuel.

Para ampliar su impacto, el equipo expande Ingenieros Jr. con nuevas herramientas y metodologías. Su meta es llegar a más jóvenes interesados en STEAM: áreas de ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas.

“Queremos que más niñas, jóvenes y comunidades tengan acceso a la robótica. La tecnología debe ser para todos”, explica Alanis García. A través de becas y alianzas con instituciones, Keybot busca reducir las barreras de acceso a la educación tecnológica.

El equipo también ha desarrollado un modelo de mentoría con ex integrantes y profesionales, para acompañar a nuevas generaciones en su formación académica y profesional. “Muchos de los que estuvieron en Keybot hoy estudian ingeniería, y queremos que su experiencia sirva de guía para otros”, menciona Emmanuel.

“Este equipo nos enseñó que la tecnología puede cambiar el mundo, pero lo más importante es que nos enseñó a cambiar el nuestro”, reflexiona Alanis.


 

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Historias que construyen Keybot

Para muchos de sus integrantes, Keybot no solo ha sido un equipo de robótica, sino un espacio donde han descubierto su vocación, desafiado sus propios límites y aprendido el valor de compartir el conocimiento con otros.

"Cuando entré a Keybot, creí que confirmaría mi deseo de ser ingeniera, pero al involucrarme en Acción Social, descubrí que mi verdadera vocación era ayudar a los demás", cuenta Alanis García.

Su primer evento con Keybot, en Tetepango, le confirmó su vocación al enseñar robótica a niños de primaria. "Vi su emoción al hacer funcionar un motor y entendí que la robótica es una herramienta para conectar con las personas", recuerda.

Para Emmanuel, la acción social definió su paso por Keybot. "Enseñar español a niños con sordera me hizo ver el valor de compartir conocimiento. Luego, al dar clases de robótica, entendí que esa enseñanza podía cambiar vidas", cuenta.

Con cada generación, nuevas historias se suman al legado de Keybot. “Lo más valioso no es solo lo que construimos, sino a quiénes impactamos en el camino. Queremos que quienes vengan después encuentren aquí las mismas oportunidades que nosotros tuvimos”, reflexiona Emmanuel.


 

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Más que robots

Cada temporada, Keybot enfrenta nuevos retos en la competencia y con la comunidad. "No sabemos quién tomará las riendas, pero lo importante es mantener la pasión y el compromiso", dice Emmanuel Magos.

“Cada vez que damos un taller, veo a los niños emocionarse con algo tan sencillo como un motor girando. Es en esos momentos cuando entiendo que todo el esfuerzo vale la pena”, confiesa Alanis García.

Para los integrantes, Keybot es más que un equipo de robótica; es una familia. “Esto no se trata solo de lo que logramos en la competencia. Lo más valioso es lo que dejamos en los demás”, reflexiona Emmanuel.

“El verdadero legado de Keybot no está en los robots que construimos, sino en las personas que inspiramos, concluye Alanis.


 

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